UNA MARAMTEÑA EN LA LUCHA
Centradas, parecidas, tal vez iguales, algo redondas, carnosas, pequeñas, grandes, exuberantes, estéticas, sensuales, hay negras y hay blancas y muchas veces más que esto, cargadas de dolor.
Desde que tenía 42 años Luz Dary Ortiz de Trejos nunca más volvió a ser la misma de antes, sus gemelas se separaron, sólo una sobrevivo y para que no se sintiera mucho la ausencia de la otra Luz Dary opto por simular que seguía ahí, apunta de rellenos y en algunas ocasiones robando a muñecas gigantesca esa parte que a ella le faltaba.
Se sentía incompleta, sus manos ya no acariciaban por igual, sólo la izquierda podía tocar, sentir, acariciar y estimular lo que para su mano derecha era toda una llanura, una planicie en medio de sus pronunciadas curvas, pasaba de largo sin sentir ningún tipo de carne.
Muchas mujeres acuden a cirugías estéticas para aumentar su tamaño, para que se vean más altas, como dicen algunas menos desparramadas, y hasta en ocasiones para reducir esa masa delantera que sube y baja con el bin-ban de sus pasos. Todas saben que son fundamentales, que sean como sean es mejor que estén.
Son seductoras atraen a la otra especie generalmente por su tamaño aunque la mayoría dice preferirlas en estado medio porque “así son más sexis, pero eso sí que sean dos”.
Luz Dary ya no contaba con dos aunque su esposo seguía amándola y tocándola con la misma pasión como cuando le hizo el amor y ella tenía su dúo. Ella no negaba que le incomoda la intimidad, que por momentos sentía vergüenza, que en las noches más que tranquilidad, descanso y paz sentía zozobra. Se cuestionaba duramente, no lograba entender como esa tonelada de células malas se apoderaron de algo que era suyo, lo destruyeron y se lo quitaron para siempre. Por más algodón, telas y plástico que escondiera debajo de su sonten ella ya no era igual.
Imitar a la otra no era lo más difícil enfrentar comentarios no era tan tormentoso como mirarse en el espejo de reojo y convivir con el recuerdo de aquel miércoles caluroso en la ciudad de Manizales cuando un doctor de bata blanca y de ojos color marrón le dijo que tenía cáncer avanzado.
En Colombia Unas 6.500 mujeres, entre los 35 y 54 años, son diagnosticadas con esta enfermedad según una publicación del Espectador.com el pasado 6 de julio de este año. No se conocen las causas exactas de este Cáncer. Los médicos rara vez pueden explicar porqué una mujer padece de este cáncer y otra no. Pero los médicos sí saben que cuando una mujer se golpea, lastima o se toca no se origina esta enfermedad que no es contagiosa pero si es altamente peligrosa y por ello se debe detectar a tiempo.
A la marmateña que era un icono a seguir en el municipio, la atacópudo combatirla por mucho tiempo, a pesar de las quimioterapias, del intenso dolor, de que sus alumnos le preguntaran “doña Luz por qué no tiene pelo, por qué se motila como niño” se creía victoriosa, porque se enfrento a la difícil batalla del cáncer.
En determinada etapa de la vida “aquellas” se vuelven más sensibles, más pesadas y de hecho más necesarias, porque entonces por cual orificio muscular saldría tan tibia, tan pura y natural fuente de alimentación. Pero cuando una falta no es lo mismo, su olor cambia, su función se aleja con las pesadas curaciones, las arrugas son más pronunciadas y nada vuelve a la normalidad.
Por el simple hecho de ser mujer ya se nace con privilegios. Los senos son uno de ellos, los hombres no los poseen, ellos tiene una imitación, algo que tratar de ser parecido, pero que va son sólo una masita con tetillas. Las mujeres pueden tener volumen por delante y por detrás, se pronuncian por donde vallan porque adelante o atrás siempre pueden insinuar sus atributos.
Luz Dary murió el 26 de abril de 2004 en el municipio de Marmato Caldas, producto de un pre infarto. Aunque los habitantes del municipio rumoran que su muerte también estaba vinculada con que las células malas nuevamente hubieran despertado. Está enfermedad dejo grandes estragos en el cuerpo pero no en el alma de la escritora marmateña, asegura Willian Estrada colega de Luz Dary.
Les dicen puchecas, tetas, senos, melones, quicas, naranjas, limoncitos, pechos, mamas; en Brasil les dicen palomitas, en Argentina pochecas, en la lengua inglesa boobies, en otras partes domingas y lolas. En cualquier idioma, en cualquier país y en cualquier lugar del mundo más que para los mismos hombres, para las mujeres el dicho debería ser sin las dos tetas no hay paraíso, o como decía Luz Dary una no basta.
Centradas, parecidas, tal vez iguales, algo redondas, carnosas, pequeñas, grandes, exuberantes, estéticas, sensuales, hay negras y hay blancas y muchas veces más que esto, cargadas de dolor.
Desde que tenía 42 años Luz Dary Ortiz de Trejos nunca más volvió a ser la misma de antes, sus gemelas se separaron, sólo una sobrevivo y para que no se sintiera mucho la ausencia de la otra Luz Dary opto por simular que seguía ahí, apunta de rellenos y en algunas ocasiones robando a muñecas gigantesca esa parte que a ella le faltaba.
Se sentía incompleta, sus manos ya no acariciaban por igual, sólo la izquierda podía tocar, sentir, acariciar y estimular lo que para su mano derecha era toda una llanura, una planicie en medio de sus pronunciadas curvas, pasaba de largo sin sentir ningún tipo de carne.
Muchas mujeres acuden a cirugías estéticas para aumentar su tamaño, para que se vean más altas, como dicen algunas menos desparramadas, y hasta en ocasiones para reducir esa masa delantera que sube y baja con el bin-ban de sus pasos. Todas saben que son fundamentales, que sean como sean es mejor que estén.
Son seductoras atraen a la otra especie generalmente por su tamaño aunque la mayoría dice preferirlas en estado medio porque “así son más sexis, pero eso sí que sean dos”.
Luz Dary ya no contaba con dos aunque su esposo seguía amándola y tocándola con la misma pasión como cuando le hizo el amor y ella tenía su dúo. Ella no negaba que le incomoda la intimidad, que por momentos sentía vergüenza, que en las noches más que tranquilidad, descanso y paz sentía zozobra. Se cuestionaba duramente, no lograba entender como esa tonelada de células malas se apoderaron de algo que era suyo, lo destruyeron y se lo quitaron para siempre. Por más algodón, telas y plástico que escondiera debajo de su sonten ella ya no era igual.
Imitar a la otra no era lo más difícil enfrentar comentarios no era tan tormentoso como mirarse en el espejo de reojo y convivir con el recuerdo de aquel miércoles caluroso en la ciudad de Manizales cuando un doctor de bata blanca y de ojos color marrón le dijo que tenía cáncer avanzado.
En Colombia Unas 6.500 mujeres, entre los 35 y 54 años, son diagnosticadas con esta enfermedad según una publicación del Espectador.com el pasado 6 de julio de este año. No se conocen las causas exactas de este Cáncer. Los médicos rara vez pueden explicar porqué una mujer padece de este cáncer y otra no. Pero los médicos sí saben que cuando una mujer se golpea, lastima o se toca no se origina esta enfermedad que no es contagiosa pero si es altamente peligrosa y por ello se debe detectar a tiempo.
A la marmateña que era un icono a seguir en el municipio, la atacópudo combatirla por mucho tiempo, a pesar de las quimioterapias, del intenso dolor, de que sus alumnos le preguntaran “doña Luz por qué no tiene pelo, por qué se motila como niño” se creía victoriosa, porque se enfrento a la difícil batalla del cáncer.
En determinada etapa de la vida “aquellas” se vuelven más sensibles, más pesadas y de hecho más necesarias, porque entonces por cual orificio muscular saldría tan tibia, tan pura y natural fuente de alimentación. Pero cuando una falta no es lo mismo, su olor cambia, su función se aleja con las pesadas curaciones, las arrugas son más pronunciadas y nada vuelve a la normalidad.
Por el simple hecho de ser mujer ya se nace con privilegios. Los senos son uno de ellos, los hombres no los poseen, ellos tiene una imitación, algo que tratar de ser parecido, pero que va son sólo una masita con tetillas. Las mujeres pueden tener volumen por delante y por detrás, se pronuncian por donde vallan porque adelante o atrás siempre pueden insinuar sus atributos.
Luz Dary murió el 26 de abril de 2004 en el municipio de Marmato Caldas, producto de un pre infarto. Aunque los habitantes del municipio rumoran que su muerte también estaba vinculada con que las células malas nuevamente hubieran despertado. Está enfermedad dejo grandes estragos en el cuerpo pero no en el alma de la escritora marmateña, asegura Willian Estrada colega de Luz Dary.
Les dicen puchecas, tetas, senos, melones, quicas, naranjas, limoncitos, pechos, mamas; en Brasil les dicen palomitas, en Argentina pochecas, en la lengua inglesa boobies, en otras partes domingas y lolas. En cualquier idioma, en cualquier país y en cualquier lugar del mundo más que para los mismos hombres, para las mujeres el dicho debería ser sin las dos tetas no hay paraíso, o como decía Luz Dary una no basta.
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